viernes, 24 de julio de 2015

Marruecos 2015

Gracias por su (im)paciente espera, acá está todo lo relacionado con mi primer viaje a África. Sin más preámbulos, ¡que disfruten la lectura! :)





Viaja a Marruecos con Lahcen Seggaoui


En el ya famoso grupo de Facebook de "Mexicanos en Dublín" que tanto he mencionado, una chica mexicana recomendó a Lahcen Seggaoui como guía turístico para viajar a Marruecos.



Y pues dijera Chicharito: "¿por qué no?" :) Lo contacté y le pregunté por su recorrido. El tour dura 5 días e incluye visitas a distintas ciudades y puntos turísticos, además de paseo en dromedarios por el Desierto del Sahara (no el falso desierto al que llevan a la mayoría de los turistas, con dunas pequeñas y que está accesiblemente en la entrada de la ciudad, así que puedes llegar sin manejar tanto).

Aquí haré un paréntesis para explicar la diferencia entre Camello y Dromedario, ya que la mayoría de las personas dice que va a un "paseo en camello", y no es así. Si se fijan en los íconos de animales de su celular, encontrarán dos que parecen camellos, mas son diferentes. Ambos son de la familia de los camélidos (al igual que las alpacas y llamas peruanas). La diferencia más evidente es el número de jorobas, y esto es resultado de adaptación de acuerdo con su origen geográfico: Los dromedarios son de Arabia, donde hay temperaturas muy cálidas por el día, superando incluso los 50 ºC; por otra parte, los camellos son de Asia central, por lo que se han adaptado a vivir en ambientes con largos y fríos inviernos. La joroba es una estructura que almacena gran cantidad de tejido graso, el cual es muy útil para obtener energía en los desiertos, aunque también tiene la función de proteger contra la pérdida de calor. Por lo tanto, la presencia de dos jorobas en el camello lo protege contra el intenso frío, lo cual no necesitaría tanto el dromedario (una joroba). Asimismo, los camellos tienen pelaje largo por la misma razón; los dromedarios tienen pelo corto. Los dromedarios son más flacos y tienen patas más largas que los camellos, esto para elevarse más de la superficie de la tierra y así alejarse del calor que emana del suelo en los desiertos cálidos, así caminan más fácil y rápido por las dunas; los camellos tienen patas más cortas y son más gorditos. En conclusión, los camellos son más pesados y los dromedarios son más altos. El dromedario es conocido como camello arábigo (Camelus domedarius) y el camello es conocido como camello bactriano -Bactriana: Antigua región de Asia Central-, camello asiático o simplemente camello (Camelus bactrianus).


CAMELLO. Photo by: http://enimal.org/wp-content/uploads/2011/03/camello.jpg
DROMEDARIO. Photo by: https://excursionesinfantileshuesca.files.wordpress.com/2012/06/dromedario.jpg


Perdón por esta larga pausa, pero de verdad me resulta molesto que digan "camello" sólo porque son de la misma familia, siento como si le dijeran "perro" a un lobo. En fin, continuamos con el relato.



Le dije a Lahcen que sí me interesaba y le pregunté por el precio, para lo cual me preguntó que cuántas personas... Dije que sólo yo, y me dijo que costaría €225 ($3930 MXN) y que debía acoplarme a algún grupo ya armado; pero que si yo armaba mi grupo de al menos cuatro personas, costaría €165 ($2880 MXN) cada quien, en las fechas que quisiéramos.



Pues entonces busqué el vuelo más barato para junio, y éste resultó del 7 al 11 de junio. Luego hice uso de redes sociales, y convoqué a los mexicanos que quisieran viajar de Dublín a Marrakech. Pronto un chavo llamado Iván me dijo que él iba; a él no lo conozco en persona, pero lo tengo agregado porque es médico y me puede ser útil jaja ya que aquí en Dublín, el servicio médico cuesta €50 ($1000 MXN) sólo por consultar con médico general (no especialidades, ni incluye medicamentos).

Quedamos, pues, Iván y yo; nos faltaban dos más. Una chica mexicana me comentó en el grupo de Facebook que ella y sus tres amigas irían con el mismo guía en los mismos vuelos que yo había publicado, por lo tanto era muy probable que nos encontráramos. Así que contacté a Lahcen y le dije que nos incluyera en ese grupo. En total, éramos seis mexicanos dublineses viajando a Marruecos.

Así que ¡todo listo! A esperar el día :)



Domingo 7 de junio de 2015

Aproximadamente a la medianoche, mientras hacía mi maleta, me di cuenta de que el cable de Waldo (así se llama mi iPad) no funcionaba. Es el tercer cable que le compro, no sé si Apple los hace adrede frágiles para tener que comprar más. Lo abrí con una navaja y noté que dos de los cuatro cables se habían despegado; los pelé a como había visto a mi papi hacerlo, pero para soldarlos ocupaba una cautín. ¿De dónde sacaba uno? Traté de pegarlo con cinta adhesiva, pero no funcionó. Ni modo, a comprar uno por la mañana.



Dormí a las 3 a.m. y me desperté a las 11 a.m., fui al cajero a auto-depositarme para poder sacar dinero allá y luego al centro comercial Omni a buscar el dichoso cable. Lo encontré en una tienda en €20 ($400 MXN), pero seguí buscando y llegué a Dealz (una tienda estilo Waldo's, donde todo tiene un solo precio: €1.49), y lo encontré. Compré dos, por si las dudas. Y pues ya que estaba ahí, se me pegaron unas sopas, un libro de retos matemáticos y bastantes estambres (me gusta tejer). Creo que no volveré a ir a Dealz, es adictivo comprar lo barato jaja.



Aproveché para comer un wrap en McDonald's y ya no tener que cocinar, luego regresé a casa en bus porque llevaba prisa. Me bañé, arreglé y salí a esperar el bus. Llegué a la parada a las 2:30 p.m., y el siguiente camión pasaba hasta las 2:50 p.m. Una señora me sacó plática, y cuando le dije que iba a Marruecos, me dijo que si iba a mi casa (¿parezco marroquí?). Dije que no, y me recomendó que mejor tomara un taxi porque los buses se tardan un poco en domingo. Le hice caso y llegué a las 2:50 p.m. al aeropuerto (desembolsando €15, $300 MXN).


Iván me encontró en la fila del check-in (no sé cómo me reconoció jaja), y caminamos juntos hacia la sala de abordar, donde encontramos al resto de las chicas con las que viajaríamos (gritaron "¡Karen!", volteé y ya me sonrieron). Sólo nos paramos en una tienda donde compré un adaptador doble, porque las conexiones son distintas en Marruecos. Me costó €12 ($240).

Lista para abordar.

El vuelo salió a las 3:50 p.m., en Dublín estaba fresco y yo traía botas cortas, jeans y un suéter ligero. Para las 5 p.m. ya me había quitado el suéter y moría de hambre. Anque estaba caro, pedí comida en el avión (después de cinco intentos, dado que el azafato al parecer era nuevo y me ofrecía platillos que no tenían). Comí pollo agridulce con arroz, unas papas Pringles de sal y agua por €10 ($200). 

Platiqué un poco más con Sandy, la chica que me contactó inicialmente, y le conté mi historia brevemente. También hablamos con un señor irlandés, quien nos facilitó unas hojitas que dan en el aeropuerto de Marrakech, donde debes poner tus datos para que te sellen el pasaporte. Asimismo, hablamos con un brasileño quien también vive en Dublín y venía de paseo. 

Arribamos pasadas las 7 p.m. Viaje largo. 

¡Al fin! Aeroport Marrakesh.

Pasamos a Migración donde efectivamente debíamos de entregar la hojita antes mencionada donde nos pedían nuestros datos. 


Ficha para entrar al país.


Dejé en blanco la pregunta de "Dirección en Marruecos", así que cuando me tocó pasar, el guardia me pidió que la completara. Le dije que sólo iba de turista, que no vivía ahí; me explicó que debía entonces anotar el nombre del hotel en el que me hospedaría... ¡el cual no sabía! Se supone que Lahcen iría por nosotros al aeropuerto, y no teníamos ni idea de los nombres de los hoteles donde nos queríamos (ya que íbamos a varias ciudades). Se armó todo un alboroto por esto, no nos dejaban pasar a ninguno de los del tour; el guardia creo que se apiadó de mí y me anotó en un papelito muy discretamente un nombre, luego me dijo "anota éste". Lo hice, y se lo pasé a mis compañeros de vuelo; sólo así pudimos pasar. Mala primera impresión. 



Salimos al lobby, hubo un señor con un letrero con el nombre de la chica que había contactado primero al del tour. Creímos que él era Lahcen, pero no; dijo que sólo era su chofer y que nos llevaría al hotel. Aquí nos encontramos con otros dos mexicanos, Víctor y Araceli (novios), quienes también iban al mismo tour. El chofer nos llevó en una camioneta tipo Van, y así vi por primera vez las calles de Marrakesh, Marruecos. 





Mis primeras fotos del centro de Marrakesh.

El chofer nos dejó en la entrada del Hotel Ali, y desapareció. ¡No sabíamos qué hacer! Nos acercamos a preguntar a Recepción. Le dije al chico que atiende que esperábamos por Lahcen, dijo que él no vendría... ¿y 'ora? Lo llamó por teléfono y me lo pasó. Lahcen me dijo que hoy no nos vería, que por hoy descansáramos en nuestros cuartos (que serían asignados en un momento) y que podíamos salir a caminar y cenar al mercado que está justo enfrente del hotel; me advirtió que muchos vendedores nos iban a querer "ver la cara" (con esas palabras exactas), así que tuviéramos cuidado y que siempre ofreciéramos menos de lo que nos pedían. Al colgar, el recepcionista nos dio las llaves de los cuartos de cuatro en cuatro: las amigas se fueron a uno, y yo me fui al otro junto con Iván, y la pareja de Víctor y Ara. Quedamos en vernos en 40 minutos de nuevo en la entrada para ir al mercado todos juntos. 


Hotel Ali, en Marrakesh, Marruecos. 

Nuestro cuarto tenía 5 camas estilo hostal, desempacamos un poco, descansamos y bajamos para ir al mercado. Había muchísima gente paseando, la gran mayoría iban por comida; el hotel está ubicado en los alrededores de una especie de plaza principal, por lo que todo el espacio de enmedio es donde se ubican los puestos del mercado; están bien diferenciados en dos líenas: una de comida y otra de artículos y souvenirs. La mayoría de los puestos de souvenirs estaban cerrados, sólo los de comida estaban abiertos y llenísimos. 


Mercado del centro de Marrakesh, Marruecos.

Todos los vendedores gritaban que pasáramos a comer en varios idiomas, el que nos convenció fue uno que al instante nos dijo "mexicanas, ¿verdad? Ven a comer aquí, María Mercedes" jajaja nos causó tanta gracia que nos detuvimos. El puesto se llamaba Chez Aïcha. Alguien pidió couscous, platillo típico de Marruecos; yo lo vi y no se me antojó... pedí brochetas de carne, las cuales venían acompañadas por berenjenas asadas (que no me gustaron y regalé). Iván me prestó dinero para pagar, ya que él había comprado dirhams marroquíes (MAD, moneda local) en Dublín, con la promesa de que cuando encontrara un cajero se lo devolvía. Aquí hubo un contratiempo porque algunas chicas también habían comprado dirhams en Dublín, pero no especificaron que debía de ser el dirham marroquí (también hay dirham árabe, que se usa en Dubai, Emiratos Árabes)... entonces no pudieron pagar y les tuvieron que prestar también dinero. 


La cocinera detrás.

El menú en inglés, español y francés.

Couscous.

Nos pusieron una salsa de no sé qué, pero que sabía picosita. ¡Casi me la acabé yo toda! 

Mis brochetas con las berenjenas asadas.

La Coca-Cola en árabe jeje.

Dirhams marroquí. 1 euro = 10 MAD (marroquí dirham); entonces 1 MAD = $2 MXN. 

Después de cenar, seguimos caminando por el mercado, viendo los puestos de souvenirs que estaban abiertos. En uno de ellos, los vendedores me vistieron con el traje típico femenino marroquí, para ver si viéndolo puesto nos convencían de comprarlo jaja. Pero como no sabíamos si nos estaban viendo la cara con el precio (250 MAD), mejor decidimos no comprar hasta ver más opciones.


Traje típico femenino marroquí.

Al final no compramos nada, sólo paseamos. Cuando ya pasaban de las diez, decidimos regresar sin haber terminado el mercado, ¡era enorme! En el camino, un hombre nos quería comprar a cambio de camellos jajaja le ofreció "mil quinientos en camellos" a Iván por nosotras, no sabemos cuánto sea eso pero suena barato... yo creo que valgo más que eso jeje. Me sorprendió que además de los puestos de souvenirs, también había bailarines, tragafuegos, tatuadores y demás artistas (foto a cambio de dinero, por supuesto).


Regresamos al hotel y decidimos reunirnos en el cuarto de las chicas, donde nos la pasamos platicando de nuestras historias; ellos bebieron y fumaron, yo sólo estaba con mi botella de agua jaja. Nos fuimos a dormir a las 4 a.m., sabiendo que teníamos que estar listos a las 9 a.m. del siguiente día en la puerta del hotel, lugar a donde Lahcen pasaría por nosotros.


Lunes 8 de junio de 2015

Mi día empezó desde las 7:45 a.m., hora a la cual me bañé y arreglé para estar lista a las 9 en punto en la puerta del hotel. Bajamos y noté que en el primer piso se habían habilitado unas mesas para desayunar; me pregunté qué nos tocaría desayunar a nosotros con Lahcen más tarde.

Salí al cajero (el cual estaba afortunadamente justo al lado del hotel) y saqué 1000 dirhams (€100, $2000 MXN). Luego llegó una camioneta tipo Van de transporte, con cupo para 16 personas. El chofer nos preguntó que si esperábamos tour, le dijimos que sí y le preguntamos que si era Lahcen, pero dijo que no, que sólo era su chofer. No me quise quedar con la duda, y le pregunté que si de casualidad sabía si nuestra estancia en el hotel incluía desayuno, se rió y dijo "¡¿No han desayunado?!"; dijimos que no porque no lo sabíamos, entró a hablar con el recepcionista algo en árabe y después nos dijo que pasáramos a desayunar, y que volvía en 20 minutos. Para esto, ya eran las 9:30 a.m., me temí que el tiempo perdido lo descontaran de alguna atracción turística :/

El desayuno consistía en huevos duros, pan (de dos tipos: uno como los Colchones de Bimbo y otro estilo margarita), jugo de naranja, té de menta (en una jarrita metálica muy mona) y una especie de tortilla de harina dulce que estaban haciendo unas señoras en ese rato; para acompañar, había mantequilla, miel tipo maple y otros dos líquidos viscosos que no quise probar. Me serví la tortilla de harina con miel, un pan, mantequilla, jugo de naranja y té de menta, pero sólo me comí la tortilla y me llené, así que regresé el pan; el té no sabía mal pero no tenía azúcar, así que también lo dejé.

Desayuno en el Hotel Ali, en Marrakesh, Marruecos.

En la mesa de la izquierda estaba un chavo con tres chicas, por su forma de hablar el español intuí que eran mexicanos. En el lado derecho, habían cuatro chavas (una de ellas de raza negra), y alcancé a escuchar que intercambiaron unas palabras en francés, así que supuse que eran francesas. 

Apuré a los demás para estar exactamente a la hora prometida afuera, ni siquiera subimos a lavarnos los dientes. Salimos y nos acomodamos en la camioneta. El chofer nos contó, éramos diez; entonces nos dijo que NO éramos el grupo que esperaba, pues él esperaba a 16 (por eso la camioneta de ese tamaño)... Estuvo haciendo llamadas con Lahcen y al final resulta que la lista que tenía incluía sólo a 8 de nosotros, las 4 que creí francesas y los 4 mexicanos de la mesa de al lado; Víctor y Araceli no estaban contemplados. Ellos hablaron con él y al parecer arreglaron el asunto, pero como ya no cabían, mandarían a otro chofer por ellos. 

Ya con los lugares asignados y nosotros arriba de la camioneta, vino a detenernos el recepcionista, que porque no habíamos entregado las llaves de nuestros cuartos. ¿Teníamos que desalojar? "¡Claro que sí! ¡Vamos al desierto!", nos dijo riendo otra vez el chofer. Pues ahí vamos de nuevo hacia los cuartos, metí todo hecho bola en mi maleta y ni cerraba bien; esperé que no se me hubiese quedado algo. 

Pasaban de las diez cuando al fin arrancamos. El camino era muuuy sinuoso, una de las del grupo de amigas estuvo diciendo que quería vomitar y preguntó que si alguien traía Dramamine. Iván le dijo que él traía, pero me mostró la caja y en realidad era Omeprazol (pastillas para la gastritis)... dijo sonriendo con malicia que se la daría como placebo (sustancia que no tiene efecto en tu molestia, pero al saber que ingeriste medicamento, tu mente empieza a hacer que te sientas mejor). Recordé la película de Space Jam, cuando los Looney Tunes van perdiendo y Bugs Bunny llena un bote con agua normal del grifo pero dice que es el agua súperpoderosa; todos la toman y luego empiezan a jugar como nunca, y ganan el partido de básquetbol con Michael Jordan. Efectivamente esto le pasó a la chica, quien después de un rato dijo que se sentía mejor jaja. 

Por el camino...

A las 11:30 de la mañana, hicimos una parada en "el servicio" (así dijo el chofer), nos detuvimos en una tienda enmedio de la nada para que fueran al baño y compraran agua. Luego nos dijo que Lahcen nos encontraría ahí, pues venía del desierto con otro grupo turístico quienes irían ahora a Marrakech, entonces cambiaríamos de camionetas. A este lugar también llegaron Víctor y Araceli en otra camioneta, y esperamos ya todos juntos. Platicamos con los demás, y las que yo creía francesas en realidad eran tres estadounidenses (quienes hablan un poco español porque estudian en Barcelona) y una canadiense, la cual sólo habla inglés y francés (escuché el francés porque otra también lo habla y así se comunica con ella). Los otros sí eran mexicanos jaja las chicas viven en París (y una es regia); el chico (Daniel) es tapatío y estaba sólo de visita con ellas, aunque él va de intercambio a Croacia. 




Parada intermedia.

Lahcen llegó pasado el mediodía, el grupo con el que venía se despidió de él y luego ya vino con nosotros. Es un marroquí de la tribu de los bereberes, estaba vestido con una túnica y turbante azul rey, y me sorprendió que no sólo habla árabe, francés, inglés y español, sino que el español es mexicano jaja utiliza mucho palabras como "chingar" (en todas sus formas), "vale m*dre", "no mam*s" y otras más fuertes que, lejos de ofenderme, me dan risa dado su acento árabe (ya lo escucharán más adelante en vídeos). Nos dio una breve historia de Marruecos y luego nos explicó lo que haríamos en el día, aunque a pocos se nos grabó debido a los nombres extraños. Nos trasladamos en otra camioneta para 16 personas (con un chofer que sólo habla árabe e inglés mocho), y Lahcen manejó una Toyota para 5 personas, en la cual se fueron las gringas para que les explicara en inglés lo que nos acababa de decir en español a nosotros.

Marruecos significa "el país del occidente/donde el sol se pone" en árabe (المغرب , al-Maġrib), y "la tierra de Dios" en berebere (Murakuč). Está justo debajo de España (separados por el Estrecho de Gibraltar), al lado de Argelia. La capital es Rabat y la ciudad más poblada es Casablanca (a donde me gustaría ir gracias a la película del mismo nombre -se las recomiendo-). Es una monarquía constitucional; el actual rey es Mohammed VI, hijo de Hassán II y nieto de Mohammed V (todos los nombres de los reyes se van intercalando entre estos dos nombres). Los idiomas oficiales son el árabe y el berebere, aunque muchos hablan español y francés también. El pueblo berebere fue el fundador del asentamiento en Marruecos, y Lahcen es nativo de esta raza.

En la explicación con Lahcen.

La siguiente parada fue en una tienda donde pudimos ver a mujeres marroquíes trabajar con argan, una planta típica de la región cuyo fruto es una especie de nuez con cáscara muy dura, la cual es bajada de los árboles por los chivos, quienes se comen esta cáscara y escupen lo demás (así que hacen el trabajo duro jaja). Después tiene otra cáscara más delgada, que quiebran con un tipo molcajete, para sacar la semilla que muelen para obtener un aceite, el cual se utiliza para productos cosméticos, que es lo que vendían allí. Obviamente la dueña nos los ofrecía como productos milagrosos: para curar la diabetes, como mascarilla para limpiar la piel, para crecimiento del cabello y hasta como afrodisíaco jaja. Algunos compraron, yo no. 



Mujeres marroquíes trabajando el argan. Abajo a la derecha se ve el aceite, producto final. 

Mucha publicidad de tours en la puerta.

Estuvimos ahí una hora, ya que algunos ya no aguantaban el hambre y compraron comida en un puesto al lado. Lahcen nos dijo que la siguiente parada sería para comer algo mejor, así que la mayoría nos esperamos. Llegamos al restaurante Lakasbah a las 3:30 p.m., desde el cual se veía una panorámica hermosa frente a él. 

Frente al restaurante Lakasbah.

Restaurante Lakasbah.

El menú consistía oootra vez en brochetas, couscous y tagine, platillos típicos marroquíes. Lahcen nos dijo que probaríamos los dos últimos en la cena, así que nos recomendaba pedir mejor las brochetas. Pedí mixtas (ternera y pollo), con arroz y papas a la francesa, por lo cual pagué 90 dirhams (€9, $180 MXN; 75 del platillo y 15 del "servicio" -no me gustó que nos incluyeran propina a fuerzas-). Afortunadamente traía mi botella de agua, así no gasté en bebida. Fui la primera en acabar, me fui a lavar los dientes y luego tomé fotos en los alrededores. 





A las 5 p.m. volvimos a arrancar. Nos paramos a las 6:15 p.m. porque el chofer sintió algo raro en la camioneta, aunque sólo duramos un par de minutos detenidos. Luego nos detuvimos otra vez a las 8 p.m., en una tiendita especial donde venden alcohol (aunque los marroquíes son musulmanes dado que fueron conquistados por los árabes, no llevan la religión tan estrictamente; algunos sí beben alcohol, aunque no todos y por lo tanto no venden en cualquier lado). El chofer aprovechó la parada para ir a revisar la camioneta a una vulcanizadora; no tardó mucho y no supe qué tuvo. Todos compraron muchas botellas, de hecho hasta el encargado se sorprendió por la cantidad de alcohol comprada (para escogerlo, tenían que pasar a la parte trasera de la tienda, muy secretamente). Yo sólo compré dos botellas de agua, una paleta Magnum de chocolate blanco con almendras y unas papitas sabor peperoni que me supieron a Sabritas Adobadas; pagué 48 dirhams (€4.8, $96 MXN). Aquí no había baño, así que nos detuvimos una media hora más adelante para que fueran al baño (monte) quienes ya venían bebiendo. 

¡Deliciosas!

Selfie en la camioneta.


Vistas del camino.

Seguimos viajando por la carretera, no se veía absolutamente nada y la verdad ya me había hartado la música marroquí que llevaba el chofer, sólo escuchaba gritos y alaridos sin ton ni son. Me pregunté por qué no turisteamos en Marrakech y ya, no entendí por qué conducir durante DIEZ horas... así es, llegamos pasadas las 10 p.m. al hostal Tamariste, que es donde nos quedaríamos esa noche, en la ciudad de Merzouga. 

Lahcen nos repartió en cuartos con camas múltiples, me tocó con Iván y Daniel. Luego nos informó que sólo dejáramos las cosas, pues la cena ya estaba lista... Comimos al aire libre en unas mesas largas, ¡qué comida tan deliciosa! La entrada era una rica ensalada de pepino y coditos; los platos fuertes eran los platillos que nos mencionó en la tarde: couscous (que otra vez no se me apeteció, es como un arroz), kalia (hecho con huevo, salsa de tomate y seguro otras especias) y tagine, ¡amo el tagine! Es un guiso con pollo, calabazas, papa y zanahoria... sé que suena simple, ¡pero no sé qué le ponen extra que sabe genial! Además, creo que afecta mucho que sea hecho en olla de barro tapada. Y de postre, la fruta de la temporada: sandía. ¡Comí como huérfana! 




Arriba: kalia. Abajo: tagine. A los lados: la ensalada de pepino y coditos.
Cena en el hostal Tamariste, en Merzouga, Marruecos.

Mientras cenábamos, Lahcen se la pasaba repitiendo "coman hasta que llenen, que no haya hambre". Nos contó que por costumbre de su tribu berebere, él tiene la obligación de darle techo y comida a sus invitados hasta por tres días. También nos dijo que su popular refrán es: "donde comen varios, siempre hay comida y lugar para uno más". ¡Cuánta amabilidad! 

Después de la cena, nos mandó a nuestros cuartos para descansar un poco y nos citó más tarde para ir a hacer una fogata al Desierto del Sahara. Los demás prepararon sus botellas de alcohol, yo sólo llevé agua y mi cámara. Lahcen nos llevó en la camioneta hacia unas dunas del desierto; hizo dos viajes porque no cabíamos todos, yo me fui en la segunda ronda. Era increíble cómo el hombre se guiaba únicamente por las estrellas (yo sentía que íbamos por enmedio de la nada, sin ton ni son), dado que obviamente no hay caminos marcados en el desierto. Llegamos a donde había dejado a los demás, estacionó la camioneta y seguimos el resto del camino a pie... 



Cuando al fin nos establecimos, pasamos la velada haciéndole preguntas a Lahcen, tanto de Marruecos como de su vida personal. Tiene 29 años, es soltero, el menor de sus hermanos y mantiene a sus papás. El hostal Tamariste en realidad es su casa, sólo que la parte de enfrente la habilitó con cuartos para que se quedaran los turistas; él y su familia viven en la parte de atrás. Estudió biología un par de años en la Universidad, pero lo dejó por trabajar (en Marruecos, la educación es gratuita y NO obligatoria; por lo mismo, presentan un alto índice de analfabetismo debido al gran ausentismo que se presenta -obviamente si le das a elegir a un niño si quiere estudiar, no querrá, ¡son niños! Y no lo puedes obligar a ir-) . La primera vez que tuvo contacto con mexicanos, fue gracias a unos estudiantes de la UNAM quienes le dijeron que si les daba el recorrido gratuito, le hacían una página web. Y así fue como se empezó a dar a conocer en el mundo de los tours, gracias a su página: http://www.moroccosahara4x4.com/es/index.html 




Fogata en el Sahara.

Dice que se casará después de los 32, de preferencia con una mexicana jaja. A la par que platicábamos, los demás bebían y también fumaban tabaco en la shisha (también conocida como narguile, hookah o cachimba), un dispositivo con una base donde se pone agua, con una cacerola en la parte de arriba para poner el tabaco, y con una tapa donde se ponen las brasas, así se va quemando uniformemente el tabaco y el vapor se inhala por una manguera externa. 

Shisha. Photo by: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/7/7d/Shisha.JPG




Lahcen dijo que en cuanto alguien se quisiera ir a dormir, le avisara. Las primeras en quererse ir fueron las gringas, estuvieron menos de una hora con nosotros. Los demás nos quedamos platicando, y yo me la pasé admirando las estrellas... ¡estaba tan limpio que encontré tantas constelaciones a la vez! Lástima que no se ven las fotos al cielo, lo hubiesen disfrutado tanto como yo. 

A eso de las 4 a.m. decidí que ya necesitaba dormir. El día anterior me había desvelado también, así que ya estaba agotada. Le pedí a Lahcen que me llevara de regreso, y conmigo se vinieron otras chicas que también ya querían descansar. 

Al llegar a mi cuarto, me sacudí la arena de los pies, me puse la pijama y me dispuse a cargar a Waldo (mi iPad) y mi celular... cuando noté que me hacía falta uno de mis dos adaptadores (los cuales sí tenía la noche anterior en el Hotel Ali). Supuse que tal vez lo dejé olvidado allá (lo cual sería raro porque los traigo juntos, y aquí tenía ya uno), y podría recuperarlo dado que a nadie en todo el continente africano le serviría: la entrada es americana (como en México) y la salida es británica (como en Irlanda). Para no volver a tocar el tema de mi adaptador más adelante, les cuento que pregunté por él cuando volví a ese hotel, y la recepcionista me dijo que los de limpieza no habían encontrado nada olvidado... por lo tanto, mi adaptador fue ROBADO por alguno de los mexicanos que íbamos en el tour, a quienes les pregunté en todo el camino (en especial a unas chicas que escuché que necesitaban uno el día anterior) y "nadie" supo nada. Mala onda, son sólo €5 ($100 MXN), pero en verdad lo necesitaba en ese instante, y no entiendo por qué hay gente que toma cosas que no son suyas sin remordimiento alguno. Además, entre mismos compatriotas, peor aún. Me fui a dormir con decepción y tristeza de mi raza. 


Martes 9 de junio de 2015

Me desperté a las 9 a.m. y salí a preguntar qué onda con el resto del día. Me topé a algunos en la sala, me comentaron que Lahcen dijo que tomáramos el desayuno y que a las 11 a.m. aproximadamente saldríamos a conocer su pueblo; ya más tarde, cuando bajara el sol, iríamos al paseo en dromedarios, y pasaríamos la noche en el desierto.

El desayuno (incluido en el tour) consistió en pan recién horneado, con la posibilidad de acompañarlo con mermelada, mantequilla o un queso untable delicioso que venía en paquetitos triangulares; de beber, jugo de naranja, café y té de menta... ¡pero este té de menta sabía diferente al de ayer! Estaba delicioso.


¡Delicioso té de menta!

Luego me fui a bañar y para el mediodía salimos a caminar por el pueblo de Merzouga con Lahcen. El primer punto de referencia fue el horno público; aquí todas las familias pueden venir a hornear, y entre todos colaboran con la limpieza y mantenimiento del mismo.

Horno popular, en Merzouga, Marruecos.

Seguimos caminando y me impresionó ver a lo lejos las dunas de arena del Sahara, ¡no podía creer que lo estaba viendo en persona! Las calles del pueblo también son de arena, pero hay una clara diferencia de tonalidades: la del Sahara es más anaranjada, idéntica a la de la imagen predeterminada que viene en las computadoras con Windows.


Al fondo, el inicio del Desierto del Sahara, en Merzouga, Marruecos.

A mi derecha, vi bastantes árboles y por un momento creí que era un espejismo, jeje. Lahcen nos dijo que ése era el "Oasis de Merzouga", un área donde hay sembradíos. Fuimos hacia allá.


En la entrada, había niños marroquíes con un cachorro de zorro del desierto, cobrando propina por tomarse una foto con él. No tomé foto pero les di dinero. Luego Lahcen nos mostró el canal por donde pasa el agua que se dirige a los plantíos, que es propiedad de todo el pueblo. 


Posteriormente, nos dirigimos a entrar en el oasis. Observé el camino que sigue el agua para regar cada sembradío; cada familia tiene un área asignada para cultivar lo que desee y tienen cierto horario de riego que todos respetan. Si hay familias nuevas que no cuenten con terreno para sembrar, están autorizados a entrar y alimentarse de los frutos de los demás; sin embargo, está prohibido llevarse alimento a casa. Sólo es para comer ahí. Lahcen cortó algunas almendras, y las abrió con unas piedras para darnos. 


Partiendo almendras.

Atravesamos el oasis y salimos del otro lado para caminar hacia una tienda de ropa marroquí, a donde Lahcen nos llevó para comprar turbantes, pues los necesitaríamos para el camino al Desierto. ¡Había de tantos colores y tamaños! Opté por uno mediano color azul, me costó 100 DAM (€10, $200 MXN). Entre Lahcen y los vendedores nos los pusieron, ¡es todo un arte! Me tardé dos días en aprender a ponérmelo solita.

Selfie con Lahcen. La señal con las manos mostrando tres dedos es un símbolo berebere que representa a su bandera tricolor: amarillo (por la arena del desierto), verde (por la naturaleza y las tierras fértiles) y azul (por el cielo y el mar).

Ya con turbantes en las cabezas, afuera de la tienda nos esperaban dos camionetas que nos llevarían a otros sitios turísticos antes de partir para el desierto. ¡Lahcen nos dejó irnos en los techos! Grabé un vídeo que les dejo acá:




Cuando viajaba en el techo de la camioneta, vi un manto azul a lo lejos; por un momento creí que mi visión me jugaba una broma, ¿cómo iba a haber agua en las faldas del desierto? Hasta le tomé foto, por si era cuestión mía... y pues resulta que efectivamente era agua, ¡hay un lago enmedio de la nada! Su nombre es "El Sueño del Sahara", y Lahcen nos dejó meter los pies en él. Lo hice pero me salí pronto porque había algas y me causa un no sé qué pisarlas.




"El Sueño del Sahara", en Merzouga, Marruecos.

Después de unos minutos ahí, nos retiramos. Yo me enjuagué los pies con mi botella de agua (fui la única que llevaba), los demás se tuvieron que esperar hasta que se les secara el lodo para ponerse de nuevo su calzado. Lahcen nos dijo que nos dirigiríamos ahora a ver unos fósiles. El camino era muy sinuoso y no era nada fácil manejar entre arena, aún en una camioneta 4x4... y me quedó claro cuando nuestra camioneta ¡se quedó atascada! Nos bajamos para disminuir peso y ver si así salía, luego la empujamos, después le pusimos unas piedras que sirvieran de rampa, ¡nada la sacaba! Y la otra camioneta ya se había adelantado. Estábamos enmedio de la nada, sin una mínima sombra para resguardarnos del ardiente sol. A lo lejos vi unos dromedarios, imaginé una historia en mi mente: traía unas barras energéticas en mi bolso, podría atraerlos con ellas en un caminito; luego ubico al más pequeño, lo robo y lo monto, para poder volver al pueblo y traer ayuda... entonces Lahcen nos avisó que su celular había tomado señal, y que estaba llamando al otro chofer, quien regresó para remolcarnos. ¡Nos has salvado, estamos agradecidos!




Aquellos lejanos dromedarios podrían ser mi medio de transporte de salvación...


... olvídenlo, ya llegó la ayuda.

Nos dirigimos hacia los fósiles (donde habían dejado ya a los demás); me sorprendió verlos con cara de aburridos diciendo que sólo eran piedras. ¡Yo estaba tan emocionada! Fósiles marinos en piedras del Desierto del Sahara, ¿saben lo que eso significa? ¡Que hace miles de años ahí había mar! ¿Se lo pueden imaginar, siquiera concebir esa idea? ¡Es maravilloso! Identifiqué trilobites y amonitas, no sé qué sean los demás.


Fósiles de Merzouga, Marruecos.

Volvimos al hostal para comer y preparar todo para nuestra noche en el desierto. Ahora opté por irme dentro de la camioneta, ya no aguantaba el sol.

Detrás mío, Daniel; a su izquierda, Iván. Al fondo, una de las estadounidenses. A la derecha, se ve la mano del chofer, quien no hablaba español.

Al llegar a casa, la comida ya estaba lista y no iba incluida en el tour, debíamos pagarla. De entrada, nos sirvieron otra vez la ensalada de coditos y pepino como la del día anterior, ¡qué bien! O no tanto... esta vez optaron por ponerle cebolla, ¡odio la cebolla! Ni siquiera la probé, esperé al segundo platillo. El plato fuerte era kalia, el que lleva huevo y salsa de tomate. Me serví un poco para guardar espacio para lo siguiente... ¡pero no hubo siguiente! Sólo eso nos dieron, así que me tuve que llenar con pan. Confieso que me dolió pagar los 100 DAM (€10, $200 MXN) para lo poco que comí.

La ensalada tenía demasiada cebolla :(

Después de la comida, Lahcen nos invitó a tomar el té a su casa. Pasamos a la parte trasera del hostal, y llegamos a un cuarto alfombrado donde nos tuvimos que descalzar para entrar. ¡El delicioso té de menta otra vez! Y acompañado por galletitas hechas por su mamá. Lahcen nos dijo que el té se debe de servir con la tetera en alto, para que genere espuma: "si no está espumoso, no es té berebere".



La hora del té berebere.

Luego invitó a su sobrina Ghizlane para que nos hiciera un tatuaje de henna a las mujeres, el cual es común en las manos para que se vea al momento de hacer la señal berebere de su pueblo. A pesar de su corta edad, ¡es toda una artista! Vean cómo me tatuó en este vídeo. Le dejamos propina voluntaria.


Tatuaje de henna.

Descansamos un rato en nuestros cuartos, y luego empezamos con la preparación de todo. Me traté de arreglar como marroquí para que no me vieran turista y me dejaran morir, empaqué unas barras energéticas, descargué en mi celular los mapas de los alrededores y lo apagué para guardar batería y compré una botella de agua extra para con ésta tener tres (el agua de Marruecos no es potable, hay que comprar agua embotellada siempre), ¡tenía que estar muy bien preparada por si me perdía en el desierto! Claro que ésa no era la idea.

Lista para el desierto.

A las 7 p.m., los dromedarios ya nos esperaban. Caminamos una cuadra y ya estaban ahí, amarrados en hileras de 4 o 5, y acompañados por un marroquí que los llevaba a pie. Nos separaron en grupos, y fui la primera a la que le habló el líder para montar. Creo que me vio más chaparra que el resto, pues me subió en el dromedario más pequeño; era el cuarto de la hilera. Para poder montarlo, él le habla y el dromedario agacha sus patas delanteras y después las traseras. ¡Y que empieza el recorrido rumbo al corazón del Desierto del Sahara! Montar a dromedario no es nada fácil ni cómodo, mi respeto para quienes lo usan como medio de transporte habitual. Nuestro líder no hablaba español; sin embargo, cuando había una duna muy pronunciada, nos decía "¡Agárrate bien!". También nos enseñó el lado del Sahara hacia donde empezaba el país de Argelia.


















Camino al corazón del Desierto del Sahara.

Después de aproximadamente una hora montando, llegamos a una duna muy pronunciada en la cual el líder nos bajó de los dromedarios para que éstos pudieran subirla; el campamento estaba justo detrás de ella.




¡Llegamos!

No había tiendas de campaña, sino unas tiendas improvisadas con palos y cobijas; dejamos nuestras cosas dentro y luego Lahcen nos invitó a hacer sandboarding, un deporte que se practica ahí y que consiste en tablas para arena. Primero practicamos en una duna pequeña, para luego poder ir a la grande. ¡Muchos se cayeron! Con justa razón, nunca lo habíamos hecho antes. A mí me salió a la primera, ¡pero grité como señorita en aprietos! Acá el vídeo:


También pudimos pasear en cuatrimoto por las dunas del Sahara, ¡nunca había manejado una antes! El terreno arenoso lo complica todo aún más, ¡las gringas se voltearon! Afortunadamente no le pasó nada... a la cuatrimoto, porque después de ellas fue mi turno, jeje.



Manejando cuatrimoto en el Sahara.

Ya estaba oscureciendo, así que Lahcen nos invitó de nuevo a la hora del té. ¡Por mí puede ser todo el día del té! De nuevo, esa deliciosa menta. Esta vez, acompañado por cacahuetes.

Tomando el té en el Sahara.

Y después del té, la cena a la luz de las velas enmedio del Desierto del Sahara. ¡Jamás me imaginé cenar así! ¿Qué creen que fue la entrada? Exacto, la ensalada de coditos y pepino; otra vez muy encebollada, así que pasé de ella. El plato fuerte fue de nuevo kalia, aunque ésta vez acompañado con carne. Y el pan no podía faltar.



Cena en el Sahara.

Después de cenar, hicimos una fogata y platicamos. De nuevo fumaron shisha y muchos bebieron pero ahora sí al punto de emborracharse, yo tomaba agua y disfrutaba -de nuevo- las estrellas. ¡Ojalá hubiese podido captarlas en foto! Así hubieran identificado tantas constelaciones como yo. Se veía espectacular.




Fogata en el corazón del Desierto del Sahara.

Sacamos las colchonetas que estaban en las tiendas y las pusimos alrededor de la fogata para estar más a gusto, por lo que también dormimos ahí. Unas chicas no durmieron porque había insectos y temían que se les metiera alguno mientras dormían. A eso de las 3 a.m., el frío empezó a ser crudo; afortunadamente, Lahcen tenía cobertores, así que tomé uno y me envolví el cuerpo como tamal; la cara me la tapé con el turbante, y ¡listo! Ningún bicho podía pasar mi muralla. No me di cuenta en qué momento me quedé dormida, pero pasaban de las 3 a.m. 


Miércoles 10 de junio de 2015

Estaba durmiendo muy a gusto cuando de repente me despertaron los cantos en árabe de un marroquí, que adrede los gritaba para que nos levantáramos. Revisé mi reloj, ¡eran las 6:10 a.m.! ¿Por qué tan temprano? Luego supe uno de los motivos: Lahcen vino a anunciarnos que estaba amaneciendo y que era un espectáculo que no nos podíamos perder. Y tuvo razón. ¡Qué maravilloso es ver salir el sol en el Desierto del Sahara!


Amanecer en el Desierto del Sahara.

Después empezamos a recoger todo, pues nos dijeron que debíamos regresar antes de que el sol empezara a pegar más fuerte. Aproveché para tomarme las últimas fotos en el Sahara, y también tomé un poco de arena prestada indefinidamente jeje. También grabé un pequeño vídeo del regreso, acá lo dejo después de las fotos.




No podía faltar la de Tigres desde el Desierto del Sahara.







Ésta es la última foto que tengo con mis dos aretes, al llegar al pueblo me di cuenta de que perdí uno en el camino :/ bueno, al menos el Sahara se ha quedado con un recuerdo mío jeje.


Al llegar al pueblo, me despedí de mi dromedario y me tomé la última selfie con él, agradeciéndole por haber sido mi medio de transporte en estos días. Luego nos dirigimos a la casa de Lahcen otra vez.

Nunca te olvidaré, Camilo.

El desayuno ya estaba listo (y gratuito). Fue lo mismo del día anterior: pan con mermelada/mantequilla/queso, y jugo de naranja/té/café. Desayunamos pronto, luego nos fuimos a bañar y a arreglar las maletas, puesto que ya no pasaríamos la noche ahí. En este día, opté por un outfit tradicional marroquí.



Lista para pasear.

Nos despedimos de los familiares de Lahcen, y luego salimos en dos camionetas rumbo a otras atracciones turísticas a las 11:30 a.m. La primera parada fue en media hora, llegamos al pueblo de Khamlia (situado en el Desierto del Sahara) donde se encuentra la tribu Gnawa, quienes descienden de los esclavos que se traficaban antiguamente a través del Sahara. Nos invitaron a bailar su música espiritual tocada por el grupo "Pigeons du sable" ("Palomas de arena"), acá les dejo el vídeo de la danza.







Con la tribu Gnawa, en el pueblo de Khamlia, en Marruecos.


Terminamos de bailar a las 12:30, y continuamos con nuestro recorrido por carretera. A las 3 p.m. ya empezamos a tener hambre, así que Lahcen nos llevó a un restaurante llamado Reda, en la entrada de la ciudad de Ouarzazate. La comida marroquí es deliciosa, pero ya estaba muy harta; opté por pasta con pollo.


Restaurante Reda, en Ouarzazate, Marruecos.

Terminamos de comer a las 4:30 p.m., y continuamos manejando una media hora; luego nos detuvimos en un hermoso mirador que daba una vista panorámica del Valle del Toghda, en la ciudad de Tinghir.





Valle del Toghda, en Tinghir, Marruecos.

Después de las fotografías, condujimos por media hora para llegar a la fantástica Garganta del Toghda, una enorme estructura rocosa por enmedio de la cual pasa el río del mismo nombre (me recordó a nuestro bellísimo Cañón del Sumidero, en Chiapas, México). Lahcen nos contó que a mediación de estas montañas solía haber un carísimo hotel, el cual se vio destruido gracias a un derrumbe de piedras que hubo; afortunadamente, estaba vacío cuando sucedió.







Garganta del Toghda, en Tinghir, Marruecos.

Después de las fotografías, seguimos nuestro camino hasta llegar a las 7 p.m. al Valle del Toghda (el mismo del de las panorámicas de arriba, pero ahora visto desde menos altura). Aquí Lahcen nos comentó que en este día no llegaríamos hasta Marrakesh (menos mal), pues son diez horas de camino y nos estábamos deteniendo mucho en varios puntos turísticos. Nos hospedaríamos en el centro de la ciudad de Ouarzazate, que está justo a la mitad entre Marrakesh y Merzouga. En este hotel sería nuestra fiesta de despedida y, como llegaríamos ya noche, no encontraríamos tiendas abiertas para comprar alcohol (quienes quisieran). Así que hicieron el encargo por teléfono, y lo pagarían al llegar. Me pareció que pidieron demasiado para los que dijeron que tomarían.




Valle del Toghda, en Tinghir, Marruecos.

Luego de estas fotografías, continuamos el camino, aunque no fue lo mismo. Repentinamente, todo se tornó en vueltas y más vueltas, ¡había curvas por doquier! En pocos tramos el camino era recto, ¡en serio que quería vomitar de lo mareada que estaba! Esta tortura duró una hora, a las 8 p.m. nos detuvimos en un mirador. Cuando vi hacia abajo, entendí todo: ¡acabábamos de subir por la Garganta del Dadès! Es un barranco muuuy profundo que se ubica en el Alto Atlas, entre Boumalne Dadès y Msemrir, justo en el valle del río Dadès. Este paraje es tan famoso que se encuentra incluso en las postales que venden de Marruecos.









Garganta del Dadès, Marruecos.

Continuamos con nuestro camino, pasó una hora... dos... Platicamos, cantamos, contamos chistes e historias; jugamos con Waldo (mi iPad) a "4 fotos, 1 palabra", una aplicación que te muestra cuatro imágenes que están relacionadas entre sí por una palabra que debes de adivinar... fue curioso que nos saliera esto:

Casualmente, salió SAHARA jeje.

Tres horas después, ya estábamos hartos hasta de nosotros mismos. La camioneta iba en un silencio sepulcral. Repentinamente, nos detuvimos. ¡Habíamos llegado! Rápido nos bajamos para estirar las piernas. Eran las 11 p.m. cuando entrábamos al Hotel Zaghro, en el centro de la ciudad de Ouarzazate. Nos registramos, nos dieron los cuartos y me tocó con Iván (lo cual era muy bueno porque es de los que se quedan a beber hasta tarde, así que el cuarto es prácticamente mío). Lahcen nos dijo que sólo subiéramos las maletas y que bajáramos al instante a cenar, para lo cual habían habilitado unas mesas justo al lado de la alberca.


Hotel Zaghro, en Ouarzazate, Marruecos.

Y, ¿qué creen que hubo de cenar? Exacto: Couscous, tagine, pan y sandía. Tenía hambre, así que no le puse peros. Después de la cena, Lahcen nos sorprendió con pastel.



Cena en el Hotel Zaghro, en Ourzazate, Marruecos.

Después les trajeron las cervezas que habían ordenado, por lo que empezaron a beber; los abstemios nos fuimos a nuestros cuartos, ya pasaba la medianoche y había sido un viaje pesado. Llegué a la cama, conecté el celular, prendí el minisplit y ya no supe de mí... hasta eso de las 6 a.m., que me despertó un ruido ensordecedor: era Iván, roncando como Datsun '78 desvielado. Lo moví despacito para ver si dejaba de hacerlo, pero no; tuve que literalmente patearlo, despertó y le dije "perdón, creí que te ahogabas" jaja. Luego volví a conciliar el sueño.


Jueves 11 de junio de 2015

Mi día empezó mal con una llamada repentina. Sonó el teléfono del cuarto, contesté y era Lahcen preguntando que por qué no habíamos bajado aún, que éramos los únicos que faltábamos y nos esperaban para irnos. Me tomó unos segundos despabilarme y entender el contexto de lo que me acababa de decir, le pedí que lo repitiera y entonces caí en cuenta de lo que dijo. ¡¿Qué?! ¡Yo no sabía a qué hora debíamos de estar! Cierto, debí preguntar el día anterior antes de irme a dormir. Pero si Iván se quedó hasta tarde y se enteró, ¿por qué no puso su alarma y me levantó? Chale. Resulta que debíamos de estar a las 8 a.m. y ya eran las 9:15 a.m.

Metí todo a la maleta sin ningún orden, me puse un short con la primera blusa que hallé (ni siquiera pudimos bañarnos), me lavé los dientes y bajé lo más rápido que pude. Todos se veían muy molestos en la camioneta, y las mexicanas dublinesas empezaron a hacer comentarios al estilo "la gente normal se levanta temprano como quiera", "qué falta de respeto", etc. Al parecer, poco les importó que les contara mi versión de los hechos. Dado que tampoco alcanzamos a desayunar, me comí una de mis barras energéticas y le di una a Iván; Lahcen vino a despedirse de nosotros, pues él volvería al desierto con otro grupo turístico, le agradecimos su hospitalidad. Entonces nos fuimos en dos camionetas de vuelta a Marrakesh, poco antes de las 10 a.m.

No avanzamos ni quince minutos, cuando hicimos la primera parada: en el Hotel Oscar, el cual además es un estudio cinematográfico donde se han rodado películas como "Los Prisioneros del Sol", "La Pasión de Cristo", "Ben Hur", "Tutankhamun", "Las Joyas del Nilo", "Moisés", "Cleopatra", "Gladiador", entre otras; por lo que aquí se han hospedado actores como Ben Daniels, John Lynch, Joseph Morgan, Stephen Campbell Moore, Michael Douglas, Kathleen Turner, Danny Devito, Gerard Junio, Catherine Zeta Jones, Halle Berry, Ben Kingsley, Christopher Lee, Jean Claude Vandamme, Connie Nielsen, Orlando Bloom, Eva Green, Liam Neeson, Nicole Kidman, James Franco, Robert Pattinson, por mencionar algunos. Como ya estábamos retrasados, no pudimos recorrer todo el estudio completo; sólo tomamos fotos en el lobby y algunas por fuera.















Hotel y estudio cinematográfico "Oscar", en Marruecos.

En esta parada, decidí cambiarme a la otra camioneta más pequeña donde sólo iban las mexicanas que viven en París, para así no ir aguantando las malas caras de las otras. ¡Me hubiera juntado con ellas desde el primer momento! Son muy agradables, se llaman Anita, Mary Pily y Andy. Como nuestra camioneta era más pequeña, avanzaba más rápido; así que llegamos solos a un bellísimo mirador donde el chofer nos dijo con señas que tomáramos foto (no habla español). No supe qué era, pero después le pregunté a Lahcen: Se trata de Aït-Ben-Haddou, y si eres fan del cine o de "Game of Thrones", la vas a reconocer al instante. Es un ksar ("castillo" en árabe, se traduce como "ciudad fortificada"), una exótica ciudadela que se encuentra en las salidas de Ouarzazate, Patrimonio de la Humanidad declarado por la UNESCO desde 1987 y aquí se han rodado numerosas películas y series, como "Sahara", "La última tentación de Cristo", "Lawrence de Arabia", "Jesús de Nazaret", "La Momia", "Gladiador", "Alejandro Magno", "Babel", "Prince of Persia: Las Arenas del Tiempo", por mencionar solo algunas. En "Game of Thrones", esta ciudad es "Yunkai", o la "Ciudad Amarilla" que visitó la Madre de Dragones.





Ksar de Aït Ben Haddou, en Ouarzazate, Marruecos.

Después de las fotos, seguimos nuestro camino. Nos detuvimos aproximadamente una hora después, en un pueblito donde nos esperaba otra camioneta; Lahcen llamó en ese momento y me dijo que cambiaríamos de vehículo (a uno más grande) y de chofer. El nuevo conductor se llama Ibrahim, es un joven de 27 años que sí habla español y no dejó de coquetearnos todo el rato, hasta el punto de tornarse molesto. ¡Manejaba horrible! Todas íbamos con el alma en un hilo, pendientes del camino.

Luego de otra hora manejando, llegamos a un paraje donde estaba la otra camioneta con el resto de nuestros compañeros de tour; en este punto, Iván decidió venirse con nosotras. Ibrahim se puso un poco molesto y dijo que él sólo quería llevar mujeres (?), entonces invitó a Iván a que manejara, para que así él se pudiera venir platicando con nosotras. A pesar de que a Iván le pareció una gran idea manejar en otro país, le pedimos que no lo hiciera, pues no queríamos tener al otro detrás; Iván no aceptó manejar, gracias a Dios.

Llegamos al centro de Marrakesh a las 3 p.m., nos dejó otra vez en el Hotel Ali, al cual habíamos llegado el primer día. Nos dijo que pasarían a recogernos a las 5 p.m., pues nuestro vuelo de regreso a Dublín era a las 8 p.m. y teníamos que estar 3 horas antes por ser intercontinental.

Las estadounidenses y los mexicanos de París volaban hasta el día siguiente, así que ellos sí tuvieron cuarto asignado en el hotel; los dublineses no. Yo paseé por el mercado con mis nuevas amigas méxico-parisinas, fuimos a comprar recuerditos. Aquí apliqué lo que me dijo Lahcen: "Ofrece siempre menos de lo que te piden, REGATEA". No les contaré todo lo que compré, porque todos son regalos sorpresa jeje. Pero les pondré un ejemplo para que vean cómo se maneja el mercado marroquí (empiezo hablando yo):

—¿Cuánto cuesta este traje?
—1000 MAD ($2000 MXN).
—Oh, muy caro. Gracias.
—Pero son dos piezas (me muestra que es blusa y pantalón).
—Ya vi, pero es que quiero dos trajes. O sea, cuatro piezas.
—Ah, te los dejo en 1800 MAD por los dos ($3600 MXN).
—Uh, no, no lo puedo pagar, gracias.
—Dame 1600 MAD, y son tuyos ($3200 MXN).
—No, sigue estando fuera de mi alcance. (empiezo a irme)
—Bueno, OK! Último precio: 1200 MAD ($2400 MXN).
—No, lo siento, no puedo pagarlo. Gracias.

Me salí del puesto. Me alcanzó en la puerta.
—¿Cuánto tienes? Ofréceme.
—Tengo 500 MAD ($1000 MXN).
—OK, serían 1000 MAD en los dos ($2000 MXN). Está bien.
—No, pero tengo 500 MAD ($1000 MXN) ya finales para ambos.
—No, es muy poco.
—OK, ni modo, gracias, adiós.
—¡No! Espera. Súbele un poco más.
—En serio ya no traigo más (era verdad, sólo me quedaban 20 MAD que pensaba usar para comer).
—Es que es muy poco.
—Bueno, lo siento. Adiós.
—OK! ¡Está bien! 500 MAD por los dos.

Y así fue como en vez de 1000 MAD ($2000 MXN), pagué 250 MAD ($500 MXN) por cada uno. ¿Se dan cuenta? ¡A cuántos turistas no les han visto la cara con los precios tan inflados! Porque obviamente aún le queda ganancia con ese precio final. Los vendedores marroquíes son muy ladinos.

Para las 4:30 p.m. ya habíamos terminado de hacer las compras, así que aproveché mi última media hora en Marrakesh para comer (¡no había comido desde en la mañana que perdí el desayuno!). Opté por pedir una hamburguesa, que me costó 25 MAD ($50 MXN). Como ya sólo tenía 20 MAD, Daniel me prestó los otros 5 y se los pagué con euros.

A las 4:55 p.m., la camioneta ya nos esperaba y mi hamburguesa aún no estaba lista. Me metí hasta la cocina para ir a presionar jaja ¡no quería que otra vez me estuvieran esperando sólo a mí los del tour! Ya me la estaba sirviendo el chef en un plato, le pedí que la pusiera para llevar y salí corriendo con ella. Me despedí rápido de mis nuevos amigos mexicanos.

Me fui comiendo en el camino, y no fui la única: las demás también habían pedido para llevar. Llegamos al aeropuerto muy pronto, a las 5:20 p.m. Nos registramos, volvimos a llenar la hojilla blanca que nos pidieron al entrar y nos sentamos a esperar a que anunciaran nuestro andén.

Ya eran las 7:55 p.m. y nuestro andén aún no se anunciaba, así que presumí que el vuelo tendría retraso. Y efectivamente, salimos hasta las 8:40 p.m. Por lo tanto, en vez de llegar a las 11:45 p.m., arribamos a Dublín pasada la medianoche. ¡Y pareciera que medio mundo decidió llegar a Irlanda en ese momento! La fila de migración estaba llenísima. Cabe mencionar que yo llegué en short, pues en Marrakesh estábamos a 35 °C, y en Dublín teníamos nuestra ya clásica temperatura de 7° C. Como no quería desempacar, me la pasé temblando en la fila.

Ya era la 1 a.m. cuando tomé un taxi del aeropuerto, llegué a mi casa en diez minutos. Sólo me sacudí la arena y le di gracias a Dios por estar con bien en mi casa, por la gran divertida que me di y por cumplir mi sueño de conocer el continente africano. Dormí como bebé... :)



¡Espero que hayan disfrutado de mi viaje a las distintas ciudades de Marruecos! Sí que fue una entrada larga, ¿eh? Y si la leíste toda, ¡muchas gracias! Tengo que premiar tu fidelidad como lector(a), ¡pero -fiel a mi estilo- no será fácil! Acá te dejo un mini-test sobre datos que debiste de haber notado en el transcurso de la lectura, ¡obsequiaré unos pequeños presentes marroquíes a las primeras tres personas que contesten correctamente! (sólo válido en Monterrey, México) Puedes dejar tus respuestas:

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Antes de poner las preguntas, les comento que ¡ya somos más de 9,000 lectores en todo el mundo al pendiente de este blog! Muchas gracias por su apoyo, en serio nunca pensé tener tal alcance. Me leen principalmente en México, pero también en Irlanda, Estados Unidos, India, España, Brasil, Venezuela, Reino Unido, Canadá, Chile, Croacia y Marruecos. ¡Increíble que llegue a tanta gente! Esperemos seguir creciendo, y aunque me dejan muchos mensajes en Facebook como retroalimentación de las entradas, no a todos tengo el gusto de tenerlos como amigos en mi cuenta. ¡Dejen comentarios aquí! O arriba están todas mis redes sociales, vamos a interactuar lo más posible, quiero conocerlos :)

Y, bueno, para mis lectores regios, acá está su tarea: 

  1. ¿Cuáles son los colores de la bandera berebere y qué significan? 
  2. ¿Con qué nombre bauticé a mi dromedario? 
  3. ¿Qué perdí en el Desierto del Sahara? 
  4. ¿Qué es un ksar? 
  5. ¿Cuál es la moneda de Marruecos, y a cuánto equivale aproximadamente en pesos mexicanos? 

¡Que la suerte esté siempre de su lado! ;)

2 comentarios:

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    Les ofrecemos Rutas al desierto del sahara con recorridos de 2,3,4,5 y 10 dias duracion. con la Excursion de 2 Dia Podran LLegar hasta el Desierto de Zagora ( mas Proximo a marrakech ). con las Excursiones de 3,4,5 y 10 Dias podran llegar hasta el desierto de Merzouga Dunas Erg chebbi

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  2. Nuestra experiencia con Merzouga Camel Tours a sido buenísima!! Desde la salida desde Fez, que iniciamos con retraso porque no quisimos dejar sola a una pareja que no les aparecía su guía, y nuestro guía fue paciente y resolutivo; al camino tan ameno que no habría sido posible sin Moha!! Excelente conductor y guía y mejor persona. Moha hizo que las casi 9 horas que dura el trayecto de Fez al desierto sean un suspiro por esa energía y alegría que desprende. Su música que amenizaba el trayecto y hasta sus cantares a todo volumen para evitar que me durmiera y me perdiera el paisaje :))
    Todos se esforzaron porque llegásemos a tiempo de ver el atardecer en el desierto al que finalmente llegamos
    La estancia en las haimas muy buena. La cena abundante aunque sí Mahjub no nos llega a avisar de que comprásemos agua, habríamos pasado la noche sin líquido alguno..
    Y el desayuno una pasada! Abundante, variado y delicioso
    Me quedo con su mermelada de higos y sus dulces marroquíes
    Sin duda repetiría con ellos!
    Gracias por hacer de nuestra excursión una experiencia que no olvidaremos nunca :))
    Ah! Y relación calidad-precio muy buena!!

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